El gnomo, Juan Perucho

Curioso y parlanchín, sí que lo es. Vive dentro del agua de las lavanderías y tiñe su cuerpo de un color azul intensísimo. No tiene propiamente forma definida y adopta, más o menos, la de quien tiene delante, generalmente la de las mujeres que lavan y acarrean cubos de agua.
Cuando no tiene nadie a quien imitar se contrae en una masa blanda y multiforme con crestas ondulantes, de la cual sobresalen dos ojitos maliciosos y vivos, espiando constantemente la superficie del agua.
Al anochecer, cuando todo está en reposo, el «gnomo» _ lo llaman así porque se mueve sin parar y es muy pequeño_ salta fuera del lavadero, colocándose encima de los grifos o de los cables para tender la ropa o entre estropajos y jabones. Odia los detergentes. Cuando encuentra un buen sitio, se duerme dulcemente.
Con tal modo de vivir, el » gnomo» exulta dicha y entera felicidad.

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