Maja Sevillana, Sarainés Kasdan

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José Gutiérrez de la Vega y Bocanegra

Tener un ombligo está al alcance de todos los bolsillos.

Tal vez por eso son muy populares y casi todo el mundo tiene por lo menos uno.

Contar con un ombligo no es cualquier cosa: Representa la cicatriz que nos recuerda nuestro origen.

Es un punto de referencia.

Por ahí nos llegó el alimento cuando vivíamos nonatos: es la puerta del misterio de nuestro nacimiento que se cierra cuando llegamos al mundo. Poseer un ombligo es propio de toda persona bien educada. Es como de la familia, nunca nos deja solos y está ahí cuando más lo necesitas.

Por el ombligo recordamos la alegría de haber nacido. Por eso es bueno llevarse bien con los ombligos, ya sean propios o ajenos.

De todos los ombligos que conozco, prefiero el de la sevillana, profano y clandestino, pero hermoso.

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